Este blog pretende ofrecer a nuestros pacientes e interesados una herramienta dinámica de información y educación en el campo de la salud. La PROMOCION DE LA SALUD es nuestra mejor arma para luchar a favor de la salud y contra accidentes, enfermedades, etc. Para ello, hemos desarrollado un nuevo concepto: las PILDORAS SALUDABLES.

martes, 21 de abril de 2020

Pildoras psicológicas para professionales sanitarios ante el Covid-19


La situación de alerta sanitaria que ha generado la presencia del Covid-19 en España ha hecho que muchos profesionales sanitarios vivan una situación que pone en riesgo su salud no solo física sino también psicológica.

El impacto emocional y psicológico actual y futuro en el profesional sanitario vendrá determinado por las estrategias de afrontamiento que posea, el nivel de apoyo con el que cuente, los periodos de descanso de la situación generadora de estrés que pueda realizar, su experiencia previa en ese tipo de situaciones, su personalidad y la visión de conjunto sobre la situación.

Hay alguna herramientas de protección que pueden ayudarte a mantener cierto equilibrio de bienestar psicológico. Aquí os dejamos algunas de ellas:



Mantente en un nivel de autoexigencia plausible


Comienza por ponerte metas realistas sobre tu función y desempeño laboral. No puedes abarcarlo todo, no puedes hacerlo todo de forma perfecta pero sí puedes aprender cada día de los errores que hayas podido cometer hoy para ser mañana un poco mejor. No es lo mismo “tengo que hacerlo lo mejor posible” que “no puedo permitirme ningún error” porque lo más normal cuando son situaciones nuevas y estresantes es que erremos.

Evita conductas de riesgo


Mantente al día de los cambios en los protocolos: cuanto mejor conozcas los protocolos más probables es que los lleves a cabo de forma satisfactoria. En este caso, no sólo hablamos de atender al paciente y prestarle los mejores cuidados, sino que está en juego tu salud y eso es lo más importante. Quizá este tipo de protocolos no sean los habituales en tu día a día, pero ya has aprendido en otras ocasiones otro tipo de protocolos que seguro has sido capaz de aplicar perfectamente. Esto es sólo uno más, apréndelo con calma y luego repite de manera mecánica y metódica siempre acompañado de mensajes positivos “estoy haciéndolo bien”.

Conoce tus límites: la situación pide que des más de lo que estás dando pero si acabas dando más de lo que puedes dar solo hará que te sobrecargues. Ahí sí empezaran a cometerse errores que eran innecesarios. Cada cosa requiere su tiempo y eres humano, como todos tus compañeros. Confía en ti, tómate unos segundos o incluso unos minutos para convencerte y repetirte que sabes hacer muy bien tu trabajo, que llevas mucho tiempo en ello y que te estas esforzando al máximo. Estás rindiendo al ritmo que garantiza tu seguridad, la de tus compañeros y por ende, la de tu entorno familiar.

Expresa lo que sientes


Expresar lo que estás sintiendo hará que sientas que alivias parte de la carga. No se trata de contar expresamente las situaciones vividas sino de trasmitir todas esas emociones que estas sintiendo. Hay muchos compañeros viviendo la misma situación y seguramente experimentando las mismas emociones. Recuerda: no estás sólo, ninguno lo estáis.

El apoyo entre compañeros es un pilar básico, por lo que es una buena idea buscar momentos en los que podáis expresaros y desahogaros. Seguramente tienes muy buenas ideas que aportar a tus compañeros y ellos probablemente tengan buenos consejos que aportarte. Y en cualquier caso, el solo hecho de tener un momento de deshago emocional hará que te sientas mejor.
De la misma forma, puedes ofrecer tu apoyo a tus compañeros cuando notes, por su forma de actuar, que necesitan unos minutos de sosiego.
Recuerda: el apoyo entre compañeros no solo comprende el desahogo también es un buen recurso para desconectar. Por lo que es una buena práctica que siempre que sea posible realicéis pequeñas reuniones o momentos de apoyo en el que compartáis experiencias que nada tengan que ver con lo que está sucediendo pues en caso contrario, si solo lo haceis para compartir mensajes pesimistas y alarmistas el resultado será que la situación anímica del grupo decaiga.

Analiza en qué estado te encuentras


Esta situación tiene lugar dentro de un contexto personal. Es importante que identifiques si tienes alguna situación personal que pueda estar afectándote psicológicamente y, por lo tanto, afectando a tu desempeño laboral al suponer una carga adicional a una situación difícil que ya estuvieras atravesando anteriormente.

También es importante que analices cómo suele ser tu forma de reaccionar habitual ante situaciones estresantes. ¿qué es lo que mejor sabes gestionar en situaciones de estrés?, ¿en qué áreas notaste deficiencias personalmente? Cuanto mejor te conozcas más fácil será poder en marcha estrategias que te permitan afrontar la situación.

No caigas en el error de pensar que sentirse afectado significa no estar preparado profesionalmente. No debes olvidar que, como persona, estás habituada a una carga emocional “rutinaria” que se ha visto sobrepasada y que es normal que genere que tus emociones se vean desbordadas.


Lo que hagas cuando acaba tu jornada también va a determinar tu rendimiento de mañana. Es importante descansar tanto física como mentalmente. Si tu no estás bien no podrás ayudar todo lo que podrías.

Duerme todas las horas necesarias. Los cambios de turnos, la nocturnidad, etc no permiten tener una rutina de sueño adecuada. Es probable que incluso tu jornada esté durando más horas de las que debería y además el rendimiento de trabajo no es el habitual por lo que el descanso es muy importante. Intenta realizar actividades en casa que te resulten relajantes antes de ir a dormir, controla la intensidad de la luz (intentar tener una luz tenue cuando se vaya acercando la hora de dormir).

Cuida tu alimentación: procura llevar a cabo unas pautas de alimentación equilibrada. Determinadas alteraciones de micronutrientes pueden ayudar a aumentar un cuadro de estrés. Por el contrario, los alimentos ricos en triptófano, vitamina B, carbohidratos complejos, omega 3 y proteínas ayudan a reducir el estrés y la ansiedad.

Controla tus pensamientos


Hay determinadas formas de pensar que nos generan un estado de ánimo triste y deprimido. Tu forma de pensar puede llevarte a sentir rabia, enfado, miedo o ansiedad. Los niveles de exigencia, las características de la situación y la presión hace que tendamos a jugar nuestros éxitos de forma mínima y nuestros errores de forma enorme. Algunos ejemplos de formas de pensar inadecuados son: “podía haber hecho más”, “tenía que haber insistido más veces”, “creo que me he puesto mal el traje”, “no he sabido consolar al familiar”, “esto cada vez va a peor”, etc. No se trata de no ser consciente de la situación o no reconocer y aprender de los errores, se trata de pensar en ello de forma que nos ayude a construir algo mejor (“no he podido ayudar todo lo que quería pero tenemos asignados muchos más pacientes de los que podemos abarcar”, “ya he informado sobre ello y la decisión queda en manos de los responsables”, “mañana tendré más cuidado al prepararme porque creo que aún hay cosas que hago mal”, “los casos están aumentando pero estamos haciendo todo lo que podemos y ayudando a muchas personas”).

Si lo necesitas pide ayuda


Estas herramientas pueden serte de utilidad pero también puedes disponer de algunos recuersos propios que sientas que te alivian el estrés y la ansiedad y que por lo tanto son perféctamente válidos. Tu eres la persona que mejor puede valorar cuando una situación escapa de tu control porque empezarás a sentir una serie de sensaciones que te servisrán de indicativo de que es hora de parar y respirar. 

Si tus recursos, estas pautas, el apoyo de tu entorno y otras herramientas de las que dispongas no son suficientes para encontrarte mejor y sientes que la situación te está desbordando entonces es el momento de pedir ayuda. Igual que tú estás ayudando a muchos pacientes los profesionales de la psicología estamos para ayudarte a ti. Porque como he dicho varias veces a lo largo de esta guía, si tú estás bien podrás ayudar a mucha más gente.


Rebeca de la Cueva
Psicóloga Sanitaria